martes, 3 de noviembre de 2009

Delincuencia, criminalidad y violencia: Estudio del Fenómeno social


Introducción

El siguiente trabajo trata sobre algunas de las causas que provocan los fenómenos de miedo, inseguridad y victimización dentro de una sociedad. El análisis está enfocado en las principales causas que conlleva éste tipo de fenómenos en la sociedad civil, tales como la delincuencia, el crimen y la violencia.

Revisando el origen del fenómeno desde una perspectiva un tanto histórica y sociológica, se intentará responder a la pregunta de por qué las personas viven con estas percepciones en las sociedades democráticas contemporáneas, en un mundo occidental donde los derechos humanos y el individuo están tan valorados y protegidos por el sistema democrático.

Se considerarán también las medidas de seguridad pública implementadas por algunos Estados para disminuir esta percepción.

A partir de ciertos textos y encuestas enfocadas principalmente en la región Americana (América Latina y Estados Unidos), se procederá a responder con un acercamiento cualitativo dicho fenómeno social.

Crimen, Violencia y Delincuencia en América Latina

Es necesario comenzar aclarando los conceptos de Seguridad Pública y Seguridad Nacional, en vista del contexto actual de los Estados y el mundo (es decir, las preocupaciones en el tema de violencia, delincuencia y criminalidad adquieren características relevantes a nivel nacional, ya que, cada Estado debe encargarse de ello de manera interna, así como también, debe encargarse de los asuntos exteriores que afecten la seguridad y la sensación de inseguridad de su propia nación).

El concepto de Seguridad Pública se refiere a la protección de las personas mismas, de la propiedad, de las instituciones democráticas políticas, y las amenazas internas y externas. El concepto de Seguridad Nacional por otro lado, se refiere a la protección del Estado, de la integridad territorial frente a otro Estado, o frente otro actor transnacional (Bailey y Dammert, 2005:13).

Durante las décadas de los ’70 y ’80 América Latina experimentó una serie de problemas económicos (crisis) y golpes de estado que han marcado y traumatizado a sus sociedades, dejando huellas hasta el día de hoy en las distintas generaciones en relación a la inseguridad.

El fin del modelo económico ISI, - bajo el cual, se regían los países latinoamericanos - debido a los golpes de estado, y los cambios en los modelos económicos hacia el libre mercado, hizo que las sociedades quedaran con serias deudas externas. Todo esto conllevó entonces a una serie de crisis económicas que tuvieron su auge entre las décadas de los ’80 y ’90. Los Estados se vieron en la obligación de recortar varios programas estatales, tales como recortes en los empleos públicos, reducción o eliminación de subsidios, como también, se dejó de promover actividades industriales, etc. Las transiciones democráticas tampoco fueron como se esperaban, por lo que el cumplimiento de las leyes fue precario, perverso, o no existía (Bailey y Dammert, 2005:17). Así se llegó a una respuesta desesperada de la población, incrementándose los niveles de criminalidad y de inseguridad desproporcionalmente con la situación objetiva.

La apertura al mundo, trajo consigo otra situación importante de destacar: las personas tuvieron la oportunidad de ver a través de los distintos medios de comunicación, cómo era la vida en otros países, más desarrollados que los de la región, que recién se abrían hacia la globalización y por lo tanto, pudieron percatarse de la “buena” vida que llevaban los otros, mientras acá la situación era contraria. “Es decir, que los hombres y mujeres que perdieron sus trabajos o sufrieron pérdidas en sus ingresos eran al mismo tiempo bombardeados con anuncios comerciales e imágenes de la buena vida de las sociedades posindustriales” (Oxhorn y Ducatensziler, 1998; Portes y Hoffman, 2003, citado en Bailey y Dammert, 2005). Los medios de comunicación cumplen un rol fundamental entonces al momento de influenciar la percepción de las personas respecto a mayor o menor delincuencia, asesinatos, suicidios, violaciones, asaltos de cualquier tipo y otros temas que alarman a las sociedades a nivel regional, nacional e internacional.

Por otro lado, existe también la influencia que las campañas políticas por ejemplo, pueden ejercer sobre las personas, ya que si los políticos incluyen propuestas de solución a este “gran problema” que es la violencia en las calles, los crímenes, y todo lo relacionado con el área, entonces se estaría, de igual manera, tendiendo a insegurizar más a la población, ya que da un énfasis en el tema, que se tiende a sobreestimar o sobredimensionar por parte de la sociedad civil.

Multicausalidad

El fenómeno social que se analiza es multicausal debido a que no manifiesta solo una razón por la cual se produce, sino todo lo contrario, son una serie de cosas las que pueden provocarlo, y que a su vez, se pueden ir potenciando las unas con las otras.

Para empezar, está la baja credibilidad de la población en las instituciones Estatales, ya que al perderse la confianza hacia éstas, se crea una sensación de “estar sólo” luchando por la causa, ya que las instituciones no son efectivas con mis necesidades como ciudadano agredido. Todo esto reflejado en los bajos niveles de denuncias que existen actualmente (aunque en comparación con años anteriores, se han ido incrementando) (ENUSC - resultados generales 2007). De igual manera se encuentra la situación que tiene efecto “bola de nieve”, que es la de que el miedo provoca más miedo, llegando al punto en que las personas sean capaces de dejar de lado sus libertades y derechos civiles por encontrarse (o sentirse) más a salvo en sus hogares, adquiriendo un rol pasivo en la sociedad, y no activo. También se encuentran asuntos ligados a la territorialidad, desde lo regional (o local), hasta lo internacional. Si la región en general está mal, se tiende a ampliar esta visión hacia todos los rincones. El tema del terrorismo en el sistema nacional y global también es influyente para las generaciones, sobre todo para las futuras que nacieron bajo este tipo de inconvenientes.

Finalmente, como se mencionó con anterioridad, las campañas políticas y los medios de comunicación afectarían la imagen que las personas se crean sobre el mundo en que viven.

El fenómeno provocado por la delincuencia, el crimen y la violencia es de carácter urbano (ocurre principalmente en la ciudad) (Carrion, 1998), expresa los conflictos sociales actuales relacionados con la desigualdad en los procesos de globalización (Borja, 2004), y está de igual modo relacionado con el consumo y tráfico de drogas, ya que muchas veces operan de la mano (Vanderschueren et al, 2004).

En el marco de todo lo analizado, se debe tener en consideración el rol de Carabineros de Chile en particular. Se destaca debido a que han logrado hasta el momento, un gran avance con la sociedad civil en términos de confianza hacia esta institución (menos corrupta, y ahora menos relacionada con el ejército – trauma dictadura militar -), y también debido a su efectividad (no de un 100%, pero bastante bien) (Bailey y Dammert, 2005). No han aplicado políticas como las de “tolerancia cero” (NY, Estados Unidos), sino más bien se han creado reformas que se han llevado a cabo con suficiente éxito. Los resultados demuestran una mejor evaluación de la sociedad hacia esta institución, por lo cual, es la excepción en Latinoamérica.

Delitos contra las personas

En la actualidad podremos encontrar en las bases de datos y en la literatura asociada, la diferenciación y separación entre crimen organizado y maras, delitos contra la propiedad y delitos contra las personas. Para efectos de éste trabajo, se abordara el último en mención.

La violencia entre pares es una de las formas de solución de conflictos en la sociedad latinoamericana actual, “las tasas de lesiones y homicidios demuestran que esta situación afecta a toda la población, pero en especial a los jóvenes de los sectores mas carentes de la sociedad” (Dammert y Zuñiga, 2007:26). De éstos, los más recurrentes son los homicidios, violencia intrafamiliar, lesiones y suicidios.

Los homicidios, son uno de los indicadores más confiables para comparar, ya que, “permite caracterizar la magnitud de la violencia, pues, involucra la mayor utilización posible de esta contra las personas” (Dammert y Zúñiga, 2007:26). Refiriéndose a países, el Salvador, Guatemala, México y Venezuela presentan las tasas más altas de este tipo de violencia, mientras que Chile y Perú son las más bajas. “En Chile, la tasa de denuncias por homicidios se muestra estable entre 2001 y 2005, siendo el único país en que las estadísticas indican casi una nula variación, por el contrario, las lesiones, violaciones y violencia intrafamiliar presentan un alza” (Dammert y Zúñiga, 2007:55).

Por otro lado, la violencia intrafamiliar, ha pasado de ser un problema familiar – espacio privado - a ser un problema social que pasa a ser público, “un diagnostico realizado por el banco mundial se señalo que las violaciones y la violencia domestica son causas significativas de incapacidad y muerte de mujeres en edad reproductiva, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo” (Banco Mundial, 2003 y UNICEF, 2000 citado en Dammert y Zuñiga, 2007:27). En Latinoamérica este tipo de violencia afecta entre el 25% y 50% de las mujeres – en Chile en el 2004 murieron 70 mujeres en manos de parejas - . Cabe agregar también, otra consecuencia de la violencia intrafamiliar, que son los niños que sufren abusos. Ellos son los que presentan problemas de conductas y conflictividad, y son los mismos que a futuro están vulnerables a tener conductas violentas en su edad adulta.

Por su parte las lesiones, son el recurso más recurrente de la violencia en la sociedad, debido a las múltiples problemáticas de la ciudadanía: “la tasa ha crecido de 417 en 2001 a 539 en el 2006, con un total de 88 mil casos reportados en el país” (Dammert y Zúñiga, 2007:29)

Por último se ha agregado a los diferentes tipos de violencia, los suicidios, ya que “evidencian la calidad de la salud mental de la población, así como el incremento del uso de la violencia autoinfligida. De acuerdo al Informe Mundial sobre la Violencia (2003), cerca de 815.000 personas habrían perdido la vida a causa del suicidio, lo cual significa que hay un suicidio cada 40 segundos” (Dammert y Zúñiga, 2007:30).

Otros factores

Agregando a las características antes mencionadas, hay otra serie de factores que hace poner a la delincuencia, criminalidad y violencia como un fenómeno social multicausal, donde estos factores de tipo psicológico, social, económico y otros interactúan.

El Producto Interno Bruto (PIB) de un país, que posea problemas de delincuencia, criminalidad y violencia tiende a tener una relación negativa, donde a mayor crecimiento, menor delincuencia (Universidad de Talca, 2008), y ésta se ve asociada con el ingreso que cada persona reciba, ya que, el aumento del ingreso provocaría una disminución en la tasa de delincuencia (Universidad de Talca, 2008), pues todos tienen los medios para satisfacer sus necesidades. Paralelamente, el desempleo, como factor causal toma relevancia, ya que, al aumentar el desempleo se produciría un incremento en la tasa de delincuencia, pues hay menos posibilidades de encontrar trabajo (Universidad de Talca, 2008), tomando como única opción la acción delictual. Otro factor importante es la educación, ya que una persona con mayor nivel educacional tiene más posibilidades de encontrar trabajo, y bien remunerado, a comparación de los individuos que desertan de los estudios; éste factor se ve asociado con la desigualdad, ya que, a mayor desigualdad en el ingreso de cada individuo, mayor es el nivel de delincuencia (Universidad de Talca, 2008). Este factor está íntimamente relacionado con la pobreza, donde un individuo es más pobre en comparación con la persona más rica (comparación del primer quintil, con el quinto), y menos pobre con la persona que se encuentra en el tercer quintil, por lo que, la pobreza es un factor delicado sobre todo si existe un alto coeficiente GINI de desigualdad como en nuestro país, ya que, aparte de combatir la pobreza, también hay que combatir el alto nivel de desigualdad que hay entre el primer y último quintil de la población, que provoca que el PIB varíe.

Conclusiones

El Fenómeno de la delincuencia, criminalidad y violencia está relacionado con una cantidad de variables que afectan a la población. Principalmente se ve afectada (de manera positiva o negativa) la percepción de seguridad que tiene la ciudadanía, y a su vez, se ven afectadas las políticas públicas aplicadas para lograr una mejora en estos temas, debido a la desconfianza que se siente hacia las instituciones. De misma manera afecta las relaciones interpersonales de los ciudadanos, provocando desconfianza hacia el otro, lo que tiende a efectuar en la población un estado de miedo que no necesariamente es real.

La relevancia de este fenómeno social, parte por el hecho de que atañe a toda la población (de una u otra manera), tomando este problema como una “cuestión nacional”, donde el Estado es el principal actor que delinea una “estrategia nacional de seguridad pública”, al igual que una estrategia de protección a nivel internacional, pero siempre enfocado en el bienestar de su Estado-nación.

Es necesario mencionar, que la situación de nuestro país en relación a cada uno de estos fenómenos ha ido disminuyendo. Es vital combatir con los factores que están influyendo de manera negativa (o que producen un aumento) en estos fenómenos, pero a largo plazo, para que se logren incorporar y consolidar en la sociedad. El Estado tiene que plantearse cumplir metas en determinado periodo de tiempo, para así ir avanzando en temas que son vulnerables en la sociedad, como lo son la rehabilitación (respecto a drogas o conductas antisociales); programas penitenciarios (cárceles); la pobreza y desigualdad económica, y escolaridad entre otros. Pero también hay otro factor y actor imprescindible para poder ir mejorando estas situaciones: la sociedad civil, que tiene que estar comprometida con la democracia – eso significa tomar conciencia de sus deberes y derechos garantizados, y utilizarlos – donde tienen que conocer y hacer valer sus derechos. Esto provocaría una asociación entre ciudadano e institución, donde estarían mutuamente comprometidos para combatir estas anomalías.

Chile, en el trayecto de su historia, ha tenido procesos de violencia en la sociedad y hacia la sociedad (tales como conflictos sociales y régimen militar), lo que ha provocado que la población tienda a solucionar sus conflictos a través de actos violentos o represivos. Es necesario que estos asuntos sean resueltos, con políticas conjuntas con la ciudadanía, de manera que se logre tomar conciencia frente a los hechos que ocurren.

Por último, la delincuencia, criminalidad y violencia como fenómenos sociales, han ido expandiéndose y evolucionando gracias a las nuevas tecnologías y estrategias de crimen organizado. Es por este motivo que el Estado tiene que ser capaz de detectar las bases del problema para enfrentarlos, pero principalmente focalizar y potencializar a la sociedad civil para que trabajen conjuntamente estos temas, ya que, estos problemas parten desde lo privado, saliendo al margen de lo público. Es por ello que los individuos y la sociedad civil misma, tienen que hacerse cargo de sus denuncias y hacer uso efectivo de los medios que se les entrega en democracia para vivir en tranquilidad.

Bibliografía

Bailey, John y Lucia Dammert, 2005 “Seguridad y Reforma Policial en las Américas”.

Barrios urbanos críticos en tema de violencia y delincuencia,

http://www.ongcordillera.cl/descardables/barrios/diagnostico_seg_ciudadana.pdf

Dammert Lucia y Zúñiga Lucia, “Seguridad y violencia: desafíos para la ciudadanía”, FLACSO, 2007

“Delincuencia un fenómeno social, Centro de estudios de opinión ciudadana, Universidad de Talca”

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