lunes, 25 de mayo de 2009

El problema de sugerir: "Abolir el sistema binominal"


Plantear en abolir el sistema Binominal, significa en otras palabras inhabilitar el proceso de elección de candidatos para optar a cargos públicos. El sistema electoral permite la representatividad de los sufragantes, el cual se ve reflejado en los personajes elegidos a través del voto. En este caso, el Sistema Binominal chileno, tiene sus propias características de elección, el cual, ha tendido a moldear el comportamiento partidista, representación y participación ciudadana.



Sacar un medio de elección, no permitirá el avance del sistema político chileno, más bien, estancaría una de las características más importantes de la democracia “elecciones libres”, en este caso, reformar el sistema de elección chileno, es una de las vías más realistas a optar.

Para determinar si un país es democrático, es necesario ciertas condiciones, las cuales, debe practicar en sus políticas domesticas, estas son la igualdad en el voto, que la participación sea realmente efectiva, el uso de la libre expresión, control de la agenda, elecciones, presencia de partidos políticos.

Una de las condiciones minimalistas más fundamentales, para otorgar a un país poliárquico, es la presencia de elecciones, el voto, es la forma más real, donde la ciudadanía a través de una elección pueda defender sus ideales, ser representado ante políticas de gobierno/estado, ser participe en política.

El sistema electoral binominal chileno, tiene sus particularidades; teóricamente esta dentro de la familia de sistema electoral de representación proporcional, donde este tiende a un sistema de partidos múltiples, rígidos e independientes (Duverger, 1992:38), en la práctica no funciona como lo dice la teoría. Esto se debe, a que la forma de elegir a los electos (se elige la candidatura más votada y el segundo si las dos candidaturas de una misma lista obtienen más del doble que las demás listas) ha provocado un moldeamiento del comportamiento de los partidos políticos a la hora de presentar sus candidatos. El cual, los partidos más pequeños tienden a pactar con los más grandes, para así, poder obtener algún escaño para el parlamento. Lo cual, ya hay una cierta predictibilidad en los resultados, desincentivando la participación de la ciudadanía a ejercer el derecho a votar. El sistema electoral, tiene que hacer valer cada voto por igual ( 1 persona = 1 voto), característica metodológica que el sistema binominal carece, ya que, no todos los votos son iguales, esto se debe, a la división territorial de los distritos y circunscripciones, lo cual, hay una representación regional pero no proporcional al número de electores, esto provoca que en ciertas regiones, donde hay una baja población, se elige el mismo número de senadores que en otra circunscripción hay una alta densidad poblacional.

Plantear el abolimiento del sistema electoral binominal, es caer, en un pecado, el cual, es difícil de perdonar. Es quitar a la democracia su propia legitimidad, pues, el voto es la interacción más directa entre el ciudadano y el gobierno. Cada sistema electoral tiene sus falencias y beneficios que hacen característico al sistema político de la nación.

Estar en un país donde no tiene un sistema de elecciones, es caer a los antiguos regímenes que América Latina ya conoce, donde la ciudadanía, no tiene representatividad, voto, acción, frente a las políticas que el régimen este ejerciendo, es ahí, la importancia de un sistema de elecciones, donde el voto, toma expresión de castigo o complacencia frente a un gobierno o parlamentarios. Un país sin elecciones, no es contemplado teóricamente como un país democrático, como lo establece Joseph A. Shumpeter (1942) “la democracia es un sistema institucional para llegar a las decisiones políticas en que los ciudadanos adquieren el poder de decidir por medio de una lucha competitiva por el voto del pueblo”. La democracia permite la igualdad política, derechos esenciales. En la práctica, al anular un sistema de elecciones, hay desigualdad política, donde unos pocos son los que gobiernan, no hay presencia de competencia de partidos. No hay practica de sufragio, por lo que, no existe ninguna metodología para elegir cargos públicos. Estamos en este caso, en presencia de otro tipo de régimen.

Reformar el sistema binominal chileno, en vez de proponer una abolición de esta, es factible, ya que, se cambiarían los problemas metodológicos y prácticos que actualmente sufre, omitiendo el cambio total. La innovación trae consigo nuevas perspectivas, el cual, pueden llegar a modificar el orden establecido y mejorando el sistema.

Proponer un sistema electoral distinto, resulta más complejo, ya que hay que re elaborar el método de obtención de escaños y como está se da en la práctica, analizar la distribución proporcional sectorial de los distritos y circunscripciones en el país, observar cómo se comportan los partidos políticos en la búsqueda de votos con la ciudadanía, variables metodológicos, prácticos y teóricos que hay que tener presentes para realizar un sistema electoral y sobre todo si se quiere mejorar el vigente.
La sugerencia de abolimiento del sistema binominal cae en un error, ya que expresa partir desde cero y eliminar todo lo avanzado en el desarrollo institucional, constitucional y sistema político del país.