miércoles, 29 de junio de 2011

Leyes para la Igualdad de Derechos. ¿Por qué no aceptar el matrimonio entre personas de un mismo sexo?

Parece totalmente anecdótico que en él Artículo 1 del Capítulo I de nuestra actual Constitución Política de la República de Chile, señale que “las personas nacen libres e iguales en dignidad de derechos”. El cual es Estado está al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y a cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual posible, con pleno respeto a los derechos y garantías que esta Constitución Establece. Entonces, ¿por qué no aceptar el matrimonio entre personas de un mismo sexo?.

En Febrero de este año los resultados de la encuesta Criteria Research, señalaba que el 41% de los santiaguinos (as) acepta el matrimonio entre las personas del mismo sexo y el 69% estima que la “iglesia católica” no tiene moral para criticar este tipo de vínculos. Se agrega además, que en un artículo reciente “Diputados & Ciudadanos Frente a Frente, hecho por el Instituto de Ciencias Sociales - ICSO, publicado en la revista “Que Pasa”, indican que en temas valóricos, los clivajes históricos construidos en gran parte en torno a los ejes catolicismo-laicismo o modernidad-tradición, continúan vigentes.

A pesar que el Estado se separa de la Iglesia a través de las leyes laicas en 1880, la existencia del paradigma “hombre – mujer” como pareja y familia para una construcción social, sigue vigente e impuesto en nuestra sociedad; la necesidad de tener una dueña de casa quien cuide a sus hijos y mantenga el hogar es la imagen ideal de la “familia”. Mientras el hombre, es el jefe de hogar, quien es el que lleva el sustento económico, la mujer es la que realiza un “trabajo doméstico” impagable monetariamente. Ese ideal de “familia chilena” aún sigue latente por un sector no menor de chilenos y chilenas, que creen en un chile con una familia con Padre y Madre presentes. Sin mirar la existencia de 136.971 divorcios inscritos entre el 2005 y 2011 en el registro civil.

Para entrar en el tema.

Quisiera recordar, que el primer país en el mundo en legislar sobre el matrimonio homosexual (que no es lo mismo que Unión Civil) fue Holanda (2001), lo siguió Bélgica (2003), España (2005), Canadá (2005), Sudáfrica (2006), Noruega (2009), Suecia (2009), Portugal (2010), Islandia (2010) y Argentina (2010). Donde en la Ciudad de México es el único otro lugar en América Latina donde los homosexuales tienen los mismos derechos que las parejas heterosexuales para casarse y adoptar hijos.

El país trasandino, único país de América del Sur que ha legislado sobre el tema, establece en la Ley de Matrimonio Homosexual la modificación del Código Civil, donde constituye que el casamiento debe concretarse entre distinto género (reemplaza en todos lo artículos de la ley de matrimonio la expresión de “hombre y mujer” por “de contrayentes”). Esto significa la “equiparación de derechos de todas las personas independiente de su orientación sexual”, la posibilidad de adopción, herencia y derechos sucesorios, cobro de pensiones por fallecimiento y otras relativas a la seguridad social.

Por consiguiente, el estar a favor del matrimonio homosexual, es legitimar, la igualdad de derechos de todas las personas independiente su orientación sexual, resultando necesario otorgar igualdad” bajo una misma figura legal.

Estamos en un Chile, donde además de ser un país desigual económicamente, lo somos urbanísticamente, educacionalmente y sobre todo socialmente. Donde prevalece la ley del más “Rico” para vivir bien.

Por lo mismo, el papel de nuestro Congresistas es más que fundamental para validar esta propuesta. Esto se debe a que nuestros Legisladores tienen el rol de representar las necesidades y problemáticas de la ciudadanía, fiscalizar y legislar en relación al bien común de una sociedad o grupo específico. Entre ellas las minorías homosexuales, que tienen una deuda pendiente con los legisladores y el actual Presidente de la República.

Mirar hacia el Chile 2020 o 2030, significa observar cómo cambia la sociedad chilena, sus gustos, opciones sexuales, su visión sobre la educación, familia, medio ambiente; que es lo que necesitan, que los aquejan y sobre aquello, fijar políticas públicas focalizadas hacia una sociedad que quiere cambios reales y no pastillas para dormir. Es por ello, que resulta relevante el Matrimonio Homosexual, respetar y validar constitucionalmente una realidad existente, el cual, dos hombres o dos mujeres, puedan ser legitimadas para llevar una vida en común y construir una familia.

Hay que jugársela por un modelo más inclusivo, para saldar una de las varias deudas de la desigualdades sociales, el matrimonio homosexual, ¿Por qué no hacerlo?.